Workation en España

Aunque la jornada laboral seguía empezando a las siete de la mañana, el entorno era totalmente distinto. Tomarse el primer café entre palmeras y hacer la pausa del almuerzo junto a la playa no tiene nada que ver con la rutina de oficina habitual. Este entorno permitía una singular combinación entre ambiente de vacaciones y responsabilidades profesionales. Un plan así es un privilegio que Visplay respalda y alienta activamente.

La belleza del entorno añadía motivación y bienestar a las tareas diarias. Las tardes y los fines de semana brindaban un amplio margen para la exploración y nuevas experiencias. Entre las excursiones hubo visitas a Valencia y Altea, con un montón de playas fascinantes a lo largo de la costa. Por eso también merece la pena incluir algunos días de vacaciones en la estancia a fin de tener más tiempo para disfrutar del lugar. Este enfoque propició un equilibrio saludable entre los compromisos laborales y la relajación personal.

Nuestra cultura interna y nuestra infraestructura digital hicieron posible estas trabacaciones. Una base cimentada en la confianza, una comunicación estructurada en equipo y herramientas fiables garantizó una colaboración fluida a distancia. Las reuniones continuaron celebrándose sin problemas por Internet, y la coordinación con los compañeros siguió siendo constante. Tan solo un apagón generalizado en España supuso un desafío temporal. Esta experiencia ha demostrado la importancia de contar con soluciones técnicas fiables para el teletrabajo.

A pesar de los aspectos positivos, trabajar desde el extranjero lleva aparejados sus propios desafíos. Hasta en la soleada España, el trabajo es lo primero. Había que realizar las tareas de manera fiable y sin concesiones, y había que asistir a las reuniones. Incluso con sol y temperaturas cálidas, eso a veces suponía una larga jornada laboral. Y, aunque la colaboración virtual funcionó bien, se echaron de menos algunos de los momentos informales de la vida en la oficina, por ejemplo, las charlas rápidas entre reuniones o las conversaciones espontáneas en el pasillo, situaciones que no son fáciles de recrear en el mundo digital.

Si las tareas lo permiten, merece la pena reubicar el lugar de trabajo durante una temporada. Unas trabacaciones no solo brindan la oportunidad de cambiar de aires, sino también de cuestionarse las rutinas y buscar inspiración. Para mí fue apasionante ver mis hábitos de trabajo desde otra perspectiva. En España aproveché mi tiempo libre de un modo mucho más consciente para desconectar de verdad. Quiero integrar mucho más esa forma consciente de ver las cosas en mi vida cotidiana en Alemania. Bajar el ritmo en ciertos momentos y aprovechar mejor el tiempo libre genera más satisfacción y equilibrio, y eso repercute en la jornada laboral. Por lo tanto, los directivos deberían fomentar con más ahínco estos modelos para dar a los empleados más margen para un equilibrio ponderado entre trabajo y ocio.